"Maten diez de nuestros hombres y nosotros mataremos uno de los vuestros. Al final, serán ustedes los que se cansarán"


miércoles, 20 de marzo de 2013

Y... ¿después?



La Guerra de Vietnam marcó un hito en la historia militar convencional, tanto por la amplitud del combate guerrillero como por el creciente uso de los helicópteros, que proporcionaron una gran movilidad en terrenos difíciles. Además, fue esencialmente una guerra del pueblo porque la mayor parte de la población civil fue movilizada para algún tipo de participación activa y padeció la situación de guerra casi en las mismas circunstancias que las fuerzas militares. El amplio uso que hizo Estados Unidos de armas químicas como el napalm, mutiló y mató a miles de civiles; en tanto que el empleo de defoliantes, principalmente el llamado “agente naranja” utilizado para eliminar la cobertura vegetal, no sólo devastó el medio ambiente de un país esencialmente agrícola, sino que dejó perjudiciales secuelas para la salud física de los seres humanos —vietnamitas y estadounidenses— que estuvieron en contacto con ese agente químico.





Como resultado de ocho años de utilización de estas tácticas bélicas, se estima que murieron más de dos millones de vietnamitas, tres millones fueron heridos y cientos de miles de niños quedaron huérfanos. La población refugiada se ha calculado en 12 millones de personas; entre abril de 1975 y julio de 1982 aproximadamente 1 218 000 refugiados fueron reubicados en más de 16 países; otros 500 000 intentaron huir de Vietnam por mar, pero murió aproximadamente entre 10 y 15%, y los que sobrevivieron se enfrentaron más tarde con las trabas y cuotas de inmigración incluso en aquellos países que habían aceptado acogerlos.
Las pérdidas humanas estadounidenses alcanzaron la cifra de 57.685, además de 153.303 heridos. En el momento del acuerdo de alto al fuego había 587 prisioneros de guerra entre militares y civiles, los cuales fueron posteriormente liberados en su totalidad; sin embargo, una estimación actualizada no oficial calcula que todavía quedan unos 2.500 desaparecidos.


 


La Guerra de Vietnam también fue un hito en la historia de Estados Unidos. La derrota constituyó un golpe profundo al orgullo estadounidense y a la creencia de que su nación era invencible; afectó la confianza de los ciudadanos en su sistema de gobierno y se sintieron engañados por los líderes políticos que su voto había llevado al poder, pues les habían dado informes falsos acerca de la guerra.

Este sentimiento se hizo extensivo a los soldados que regresaban de Vietnam quienes. heridos física y moralmente, no fueron bienvenidos en su patria, ni recibieron tratamiento de héroes. Muchos de esos soldados pasaron por grandes dificultades para conseguir trabajo y readaptarse a la vida familiar; de acuerdo con datos del Departamento de Veteranos, medio millón de ellos sufrían problemas psicológicos relacionados con las experiencias de la guerra. El síndrome de Vietnam dejó huellas imborrables en toda una generación de jóvenes y en sus familias, tanto por los daños físicos producidos por las heridas de guerra y la exposición a los agentes químicos, como por el efecto psicológico provocado por el terrible recuerdo de la muerte y sufrimientos de numerosos civiles vietnamitas indefensos. 




En el ámbito político internacional, la Guerra de Vietnam trajo consigo el desprestigio para Estados Unidos, en un mundo conmocionado por las imágenes que recibía a través de la televisión y de la prensa escrita, acerca de una guerra que se prolonga inútilmente por la presencia de Estados Unidos. En cambio, el bloque comunista salió fortalecido con la integración de un nuevo país miembro en un área de influencia de gran valor estratégico.





 



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